Rhododendrom Irinaus Intelectuallis
lunes, 16 de julio de 2012
¡Pelusas!
Vio algo moverse y se giró, asustado. Una pelusa flotaba entre sus libros.
- ¡Pero qué estupidez! ¡Asustarme con una pelusa! -, exclamó riendo. La pelusa, enormemente ofendida, se arrojó sobre él y comenzó a devorarlo.
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