jueves, 20 de diciembre de 2018

Hacerse bien


Sabes que no tengo mucho tiempo, y menos tienes tú. Pero a ratos debes darte un minuto, un momento para acordarte de invitarme a salir. No digo que me lleves a cenar, ni que me lleves al teatro o a un concierto, no. Si tenemos poco tiempo, plata tenemos menos.

Pero date ese ratito, invítame a salir. Que se te ocurra mi nombre cuando vas saliendo del trabajo, en ese intervalo entre semáforos. Mándame un mensaje, que no te cuesta nada, y dime que baje, o que vas a subir a verme. O que me suba al auto y nos vayamos a cualquier lado. Dime lo aburrido que salió el día y que te tomarías una cerveza, porque hoy en particular dejaste el auto en la casa y no hay atados con pedirse un taxi.  

Invítame a desayunar. Si no te gusta tu casa, invítate a la mía. Tú llegas con alguna tontera dulce, y yo me pongo con fruta, pan y café, bien a lo Drexler. Ya sé que ninguno debería comer azúcar, pero que importa una vez al mes.

Sácame a pasear una tarde floja, cuando se te acabaron las cosas que hacer o las ganas de hacer todo lo que tienes pendiente. Demos una vuelta por el parque, o por la calle, o agarremos la bici y vamos al cerro. Invítame con una botella de vino y pan de queso, veamos cómo se acaba la luz y la gente en nuestro silencio personal.

Por último, juntémonos a leer, estudiando cada uno por su lado lo que le de la gana. Quédate cerquita, ahí en el sofá o en la otra esquina de la cama, donde pueda verte y lanzarte cojines. Cuéntame qué te parece, qué te molesta, qué te gusta, qué te asusta.

Invita a los tuyos y yo a los míos y organicemos un asado en el quincho para ese día libre que tienes, que yo sé que tienes, pero para qué joder. Voy a dejarte a ti decidir por un par de veces. Preséntame a quien tengas al lado y cuéntame su historia.

Y bueno, eso. Hagámonos bien.

Querámonos bien.

1 comentario:

  1. Gracias Irinaus, habla solo de hechos, hechos que desde donde estoy no se realizaron.

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